La sexualidad es un aspecto central del ser humano, pero también suele rodearse de mitos y en esta nota nos encargaremos de comentarte algunos de estos y explicarte por qué no son ciertos.
1. “Después de los 50 años ya no hay deseo sexual”
Si bien hay problemas físicos que pueden afectar la salud durante la madurez, la sexualidad sigue estando presente en esta etapa de la vida (e incluso durante la vejez). El problema es que, generalmente, ni los medios ni la sociedad nos muestran ejemplos de esta actividad de la vida humana después de “cierta edad”, como si fuese algo malo o vergonzoso.
2. “Los hombres sienten mayor deseo sexual que las mujeres”
El deseo sexual lo puede sentir cualquier persona, independientemente de su sexo o género. Lo que sucede es que, al igual que en el caso anterior, son la sociedad y los medios quienes, por un lado, enaltecen a los hombres sexosos (como si esto fuese una “cualidad” natural de los hombres) y, por otro, cuestionan a la mujer que expresa deseos o fantasías sexuales. ¡Lo bueno es que se está avanzando para desmitificar este punto!
3. “Las relaciones sexuales siempre son sinónimo de coito”
Reducir el sexo a la penetración te impedirá disfrutar de los momentos previos y posteriores a este (cuentan mucho los besos, caricios y juegos), e incluso de otras prácticas sexuales muy eróticas como la masturbación mutua o el sexo oral.
4. “Con condón no se siente placer”
El hecho de que este sea un mito muy extendido no lo vuelve una realidad. Recuerda que por diversas cuestiones, incluyendo la prevención contra ETS, el uso del condón es imprescindible siempre que vayas a tener relaciones sexuales y, por supuesto, no afecta ni disminuye el placer que puede sentirse durante el sexo. Al contrario, hay condones que cuentan con sabores o texturas que te harán disfrutar mucho del momento.
5. “Las personas LGBT+ son muy promiscuas”
La promiscuidad no es una cualidad inherente de las personas que pertenecen a la población LGBT+ o al paraguas de la diversidad (por ejemplo, no todos los gays quieren coger a todas horas con cualquiera que se les ponga enfrente). Ser promiscuo no es malo, pero tampoco es algo exclusivo de la comunidad, ya que los intereses y formas de querer vivir la sexualidad son independientes de la identidad u orientación.