Aunque el condón o preservativo femenino es una invención del ámbito de la salud sexual y reproductiva que no lleva muchas décadas, las mujeres se las han ingeniado desde mucho tiempo atrás para prevenir embarazos no deseados y protegerse contra enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Un poco de historia
Antiguamente las mujeres usaban varios métodos para evitar embarazos no deseados. Algunos de estos eran mezclas naturales como espermicidas, inserción de barreras dentro del canal vaginal o remedios caseros.
Sin embargo, debido a que estas técnicas no eran confiables y podían dañar las paredes vaginales se vio la necesidad de inventar el primer preservativo femenino, en la década de 1980, por la doctora danesa Lasse Hessel y producido después por la compañía británica The Female Health Company.
Este primer condón femenino fue llamado “Femidom”.
Características del condón femenino moderno
Está hecho de poliuretano o látex sintético, y su diseño incluye un anillo flexible en cada extremo. Para usarlo, uno de los anillos debe insertarse en la vagina para mantener el condón en su lugar, y el otro cubre el área externa de los genitales.
El condón femenino brinda a las mujeres autonomía y control sobre su salud sexual, pues no dependen de que sus parejas usen condón.
Además de prevenir ETS, tiene una alta eficacia en la prevención del embarazo.
En la actualidad existen diferentes marcas y tipos de condones femeninos, lo que contribuye a su aceptación y uso.