El Museo de la Memoria LGBTQ+ en Guadalajara se inauguró en noviembre de 2022 con la intención de enviar un mensaje de tolerancia hacia el colectivo y la diversidad sexual, así como de recordar la manera en cómo la población del colectivo se ha venido abriendo espacios en México para ser respetados.
Este recinto, ubicado en la avenida 8 de Julio no. 76, en el centro histórico de Guadalajara, es el primero en su tipo en México, busca exhibir, además, la manera en cómo la sociedad y, especialmente los medios de comunicación, fomentaron y censuraron durante décadas los estereotipos de conceptos como “joto”, “machorra” o “vestida”, para señalar a miembros de la comunidad LGBT+: homosexuales, lesbianas y transgénero.
“La idea curatorial no es hablar de la militancia gay de los derechos humanos, muchos de los museos de memoria gay que hay en el mundo están enfocados en contar la historia de los activistas, este museo está para contar cómo los medios de comunicación veían a las personas trans, a las lesbianas y a los gais”, compartió el director del museo, Jaime Aurelio Casillas.
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Visibilizar la discriminación
En uno de los muros del edificios podemos encontrar decenas de adjetivos despectivos con los que a lo largo de la historia han sido discriminados los homosexuales y las lesbianas, así como otros miembros de la comunidad. La intención es visibilizar la violenta manera en cómo este ha sido segregado por la sociedad mexicana, tanto que, en la mayoría de los casos, esas palabras como “joto”, “maricón” o “lencha” se han quedado como un insulto incluso hacia quienes no forman parte del colectivo.
Las exposiciones
Una de las exhibiciones que encontramos en las salas del museo muestra revistas que van desde la primera mitad del Siglo XX hasta nuestros días, y en ellas se muestran a hombres desnudos como un intento de pornografía homosexual. No obstante, la que sin dudar llama más la atención es la de “Eva”, la cual está dedicada al público femenino, pero que curiosamente quienes la compraban eran los varones.
Asimismo, se muestran revistas de corte amarillista como la extinta Alarma!, distinguible porque siempre exhibía fotos y textos homofóbicos y transfóbicos en sus portadas, y que subsistió a la década de los 90's.
Otra de las salas que también resaltan es la que está dedicada al VIH y Sida, pues logra retratar cómo esta pandemia surgida a comienzos de la década de los 80 fue menguando a una parte del colectivo, y cómo en México las campañas de información y prevención se demoraron en llegar, en gran medida por el tabú que representaban.
Un museo que pueda incomodar a las autoridades
El director del museo afirma que el museo, además, pretende incomodar y recordarle a la sociedad mexicana y a las autoridades que los derechos de las personas LGBT+ aún no han sido completados, aun cuando existen avances con la legalización del matrimonio igualitario y las adopciones entre personas homosexuales.
“La legalización del matrimonio igualitario ha facilitado la posibilidad de una vida social y pública, es importante que la gente no se quede en el espacio social, sino habitar el espacio público a exigir sus derechos. Las nuevas generaciones deben entender que lo más importante no son los activistas, si no lo que haces en tu casa, en tu trabajo y en tu vida social porque ahí pones la semilla de la visibilidad y de la exigencia de los derechos”, aseguró Casillas.