Muchas veces, que alguien diga que es bisexual genera la idea de que, por el miedo de “salir del clóset”, ha tomado una postura neutral para evitar “ser mal visto”. Sin embargo, creo que no se toma en cuenta que, así como hay personas con gusto por un solo género, hay otras que pueden ver las bondades de cada uno de ellos y es que, siendo sinceros, sin entrar en debates sobre quién es mejor (lo cual es algo sin sentido), tanto mujeres como hombres tienen cualidades que, sin lugar a dudas, pueden incluso flexibilizarse.
Un “hombre dulce” o una “mujer dominante” son comunes en estos días, y pienso que poco a poco se van rompiendo las barreras de lo que cada persona, independientemente de su género, puede o no ser. Lamentablemente, a veces es el mismo colectivo el que encasilla a sus miembros a ser de determinada manera o a tomar “un bando”.
Por tanto, considero que el mayor problema no es que la sociedad nos encasille, sino que nosotros mismos buscamos una etiqueta para salir de la incertidumbre de lo que sentimos y lo que pensamos en una sociedad donde hasta hace algunos años, literalmente, todo era “azul” o “rosa”.
Admirar y amar la belleza (no solo física) de ambos géneros debería ser parte de una apertura de mente para poder conocer al otro más allá de la genética. Basta de relacionarse con el otro con base en rolessociales y culturales: atrevámonos a conocer, respetar y amar a las demás personas por quienes son, más allá de cómo visten, qué dicen y, sobre todo, de lo que hacen en sus alcobas.