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Aumentar los salarios de las jugadoras es el nuevo reto de la WNBA

Por ahora, el salario más alto que percibe una profesional de la WNBA ronda los 240 mil dólares, ‘honor’ que le pertenece a estrellas como Jewell Loyd, Diana Taurasi o Alyssa Thomas

En el caso de las jugadoras, las opciones de incrementar sus ingresos son lograr acuerdos comerciales con marcas, algo muy limitado y reducido a los grandes nombres de la liga. Instagram/@wnba
Por:  Diverso

Pese a que este año la WNBA cuenta con un máximo histórico en ingresos por patrocinios y audiencias récords, se está denunciando el hecho de que los salarios de las basquetbolistas profesionales no crecen, aunado a que actualmente cuentan con una brecha salarial enorme respecto a la NBA, la popular liga varonil.

WNBA en la cima del éxito

La WNBA ha crecido exponencialmente lo que se refleja, por ejemplo, en que la temporada 2022 fue la más vista de los últimos quince años, o que los ingresos por patrocinio son ya los mayores de la historia del deporte femenino.

Además, este 2023 la tendencia sigue en aumento. Por ejemplo, el primer partido de Las Finales entre Las Vegas Aces y New York Liberty supuso un incremento del 31 por ciento respecto a ese mismo encuentro en 2022, lo que supone que 729 mil personas lo siguieron frente al televisor.

Por otro lado, la WNBA también moviliza a los aficionados, ya que la asistencia a los pabellones se ha convertido en una de las grandes noticias del año, teniendo este 2023 el mejor registro total en los últimos 13 años, con un incremento del dieciséis por ciento para un promedio de seis mil 615 fans en la grada.

En redes sociales el impacto es también enorme. La WNBA ha logrado generar un récord de 373 millones de visualizaciones, un 96 por ciento más que un año atrás.

Y no es algo únicamente de vistas televisivas y asistencia a pabellones, todo ha subido: la plataforma digital de la WNBA vende más, las casas de apuestas registran el doble de interacciones con el basket femenino, se batió el récord de venta de merchandising en el All Star de Las Vegas, entre otros puntos.

Son datos muy positivos y prometedores que permiten que la liga proyecte recaudar entre 180 y 200 millones combinando ingresos de la liga y de los propios equipos. Es casi el doble de los números obtenidos hace apenas cuatro años, en 2019, antes de la pandemia.

El nuevo reto es aumentar el salario de las jugadoras

No todo brilla y reluce en la WNBA, pues existe una falta de equilibrio abismal entre todos estos datos positivos y el reflejo que tienen en el salario de las jugadoras. Por ahora, el salario más alto que percibe una profesional de la WNBA ronda los 240 mil dólares, ‘honor’ que le pertenece a estrellas como Jewell Loyd, Diana Taurasi o Alyssa Thomas.

Por su parte, Sabrina Ianescu, una de las sensaciones del año de las Liberty de Nueva York, pese a su tremendo impacto en la competición, apenas supera los 200 mil dólares anuales, la misma cifra que la pívot de las Aces, A’ja Wilson.

En el otro extremo, el salario más bajo en la WNBA está en 62 mil dólares, mientras que el de la NBA roza el millón con 950 mil. Es, con los números en la mano, una de las mayores diferencias salariales entre géneros del mundo del deporte.

La solución, pese a la intención por ambas partes de ser encontrada, está lejos en el tiempo si tenemos en cuenta Acuerdo Colectivo firmado en 2020 entre el sindicato y la liga; el cual está vigente hasta 2027 y cuenta con una opción de ser cancelado en 2025 si se notifica un año antes, opción que está sobre la mesa.

En el caso de las jugadoras, las opciones de incrementar sus ingresos son lograr acuerdos comerciales con marcas, algo muy limitado y reducido a los grandes nombres de la liga. La otra opción es la de jugar fuera de la temporada en otros continentes, algo que desde el terrible incidente sufrido por Brittney Griner en Rusia ya no se ve como algo tan interesante por el colectivo.

San Francisco y Portland se suman a la WNBA

La liga está en expansión, y parece que el éxito de la llegada de las Aces de Las Vegas a la liga ha despertado el interés de otros grandes inversores en la WNBA. El propietario que está tras la franquicia de Nevada es Mark Davis, el también propietario de los Raiders de la NFL, y que unió fuerzas con Tom Brady para adquirir el equipo campeón que defiende título este año.

Teniendo en cuenta la valoración estimada de la liga de unos 475 millones, más el valor individual de cada franquicia, se calcula que adquirir una expansión ronda los 50 millones de dólares.

Con esos números, son dos las ciudades de marcada tradición de basket como San Francisco y Portland las que aparecen en el horizonte de esa expansión que busca Cathy Engelbert, la comisionada de la WNBA.

Para Stephen Curry, pensar en baloncesto femenino le traslada a su niñez, cuando en Charlotte vio jugar a las ya extintas Charlotte Sting:

“Recuerdo cuando las Sting jugaron por primera vez. La energía en la ciudad era increíble. Ahora con la expansión de la WNBA tenemos una oportunidad aquí en la Bahía. Va a ser divertido. No hay mejor momento para desarrollar el baloncesto femenino y el deporte de mujeres en general, para invertir en este deporte. Va a ser emocionante saber cuál será el nombre del equipo”.

Con información de agencia EFE

JN

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