La Edición XI de los Gay Games 2023 está por concluir, ya que en ambas sedes (Hong Kong y Guadalajara, Jalisco), las Ceremonias de Clausura se realizarán este sábado 11 de noviembre; y la fiebre que nos ha dejado esta justa es el motivo perfecto para reflexionar diversas cuestiones relacionadas con el ámbito deportivo y el ambiente LGBTTTIQAP+.
¿Cómo crear espacios deportivos LGBT-friendly?
Una de las principales banderas de los Gay Games es la inclusión, pues no son eventos deportivos exclusivos para la comunidad LGBT+ (es decir, incluso personas heterosexuales se pudieron inscribir y vivir este encuentro) y también porque buscan el respeto a la diversidad en el deporte, aspecto en donde sabemos que se vive todavía mucha LGBT-fobia.
Por eso, Andrés Treviño Luna, director de Diversidad Sexual del Gobierno de Jalisco compartió el día de ayer en su cuenta oficial de Instagram algunas reflexiones respecto a cómo podemos favorecer la creación de espacios deportivos que sean LGBT-friendly más allá de los Gay Games 2023.
1. Creando equipos
El primer consejo es no aislar a la población LGBT+, fomentar la creación de equipos, lazos o acuerdos con personas LGBT+ para hacer ejercicio y/o cuidar nuestra salud en conjunto.
Cabe mencionar que esto aplica en ambos sentidos: tanto la población heteronormativa como la población LGBT+ tendrían que poner su empeño para crear redes que sean, verdaderamente, inclusivas.
2. Eventos deportivos
Dejando de lado a los Gay Games (que, además, se celebran solamente cada cuatro años) y al “Mes del Orgullo”, la comunidad LGBT+ no cuenta con suficientes espacios de visibilidad, y menos en el aspecto deportivo.
Por tanto, es necesario organizar eventos y espacios que no solamente visibilicen al deporte sino que, de paso, pongan atención a la diversidad sexual y de género (no solamente en junio, que es cuando todo mundo parece acordarse de que existimos).
3. ¡Inclusión trans!
El reconocimiento de la identidad de género para atletas trans es complicado, ya que las Federaciones Deportivas Internacionales de algunas disciplinas como el atletismo o la natación han prohibido, en este año, la participación de deportistas trans en categorías que no corresponden a su sexo biológico, lo cual no solamente les impide acceder a espacios seguros de su interés sino que también sigue fomentando la transfobia.
Además, este mismo principio aplica para otras identidades menos visibilizadas del paraguas de la diversidad ya que, por ejemplo, lxs atletas intersexuales se encuentran en una situación muy similar porque sus niveles hormonales y rendimiento físico no se ajusta a la heteronormatividad y a los lineamientos, rígidos, que proponen ciertos reglamentos deportivos.
Conclusión
Sin duda, falta un largo camino para asegurar una verdadera inclusión LGBT+ en el deporte, pero se puede lograr si, desde pequeños espacios, fomentamos la aceptación de la diversidad.