Entretenimiento

'El lugar sin límites' que le abrió un lugar sin límites a la comunidad LGBT+ en el cine mexicano

Aunque la película de Arturo Ripstein no fue muy bien recibida por la sociedad al principio, con el tiempo se convirtió en una referencia de culto LGBT+

"El lugar sin límites" fue un parteaguas en la manera en cómo comenzó a tratarse la homosexualidad en el cine mexicano desde su estreno en 1979. ESPECIAL/ https://casadellago.unam.mx/

El director Arturo Ripstein sin duda se convirtió en uno de los máximos referentes del cine de protesta social a través de películas como Cadena Perpetua (1979) y muy recientemente con El diablo entre las piernas (2019), pero indudablemente fue El lugar sin límites (1979) la encargada de abordar un tema social aún estigmatizado para su época como lo eran las relaciones homosexuales.

La producción de 1979, estelarizada por Roberto Cobo, Gonzalo Vega, Lucha Villa y Ana Martín protagonizó abiertamente y por primera vez en México no sólo un vínculo afectivo no heterosexual en la pantalla grande, sino también el primer beso entre dos hombres, lo cual, si bien, causó controversia y escandalizó a la sociedad, también abrió senda para dar inicio al estudio de las representaciones en la cinematografía, y sobre todo, en el comienzo para desvanecer la censura, señalización y supresión ideológica de las relaciones homosexuales.

El lugar sin límites llegó a las salas mexicanas de la mano de Ripstein en un momento crucial para la producción cinematográfica en nuestro país, pues, en medio del acaparado cine mexicano con la temática de ficheras, las grandes producciones que hacían alusión a la revolución y los tiempos de los cadetes que evocaban la nostalgia de una parte de la población habían comenzado a llegar a su fin, dejando un hueco importante (aunque no del todo) en la representación social. 

Los tiempos estaban comenzando a cambiar, y la necesidad de hacer un cine de representación no sólo de las clases sociales como de a poco se venía haciendo, sino también de diversidad sexual también comenzaba a surgir en diferentes países de la mano de la revolución y liberación sexual.

Y es que si bien películas como Diferente a los demás (1919) de Richard Oswald es la primera cinta con temática homosexual de la que se tiene registro, en México no fue hasta el estreno de El lugar sin límites que se abordó una relación homosexual como protagonista de una cinta y mostró el primer beso gay en la pantalla grande.

 La película de Richard Oswald se estrenó en 1919 y es considerada como la primera cinta abiertamente homosexual de la historia del cine. ESPECIAL/

Cabe señalar que aunque antes de este filme de Ripstein, en México ya se abordaba cautelosa y moderadamente temas LGBT+ y la homofobia a través de películas como La primavera de los escorpiones (1971, Dir. Francisco del Villar), Fin de fiesta (1972, Dir. Mauricio Walerstein), y El llanto de las tortugas (1974, Dir. Francisco del Villar), fue El lugar sin límites fue la que finalmente tomó la delantera contando la historia de la relación homosexual entre “La Manuela” (trasvesti interpretado por Roberto Cobo) y “Pancho” (Gonzalo Vega) y, sobre todo, retratando el primer beso gay de la historia del cine mexicano.

La película, la cual está basada en la novela homónima del escritor chileno José Donoso, cuenta la historia de “La Manuela” y “La Japonesita” (Ana Martin), padre e hija, quienes trabajan en un prostíbulo. Ambas terminan enamoradas de “Pancho”.

Inmortalizando el primer beso gay del cine mexicano

La famosa escena del beso entre “La Manuela” y “Pancho” se desarrolla dentro del prostíbulo en el que trabaja el papá de “La Japonesita”, luego de que el personaje de Cobo le hace un sensual baile al de Vega, quien termina cediendo a la “tentación” y se funden con ella en un apasionado beso.

Aquí te dejamos la escena:

Abriendo un lugar sin límites

La película de 1978 llegó de la mano de Ripstein para romper tabúes y estigmatización entorno a las relaciones gay, pues aunque “La Manuela” no es aceptado en su pueblo, poco a poco se va ganando su lugar y, sobre todo, hace ceder a sus encantos al “típico” macho de la época encarnado por Gonzalo Vega.

“Debajo del cielo está el infierno y debajo del infierno está el lugar sin límites”, reza la película, la cual es considerada como la primera en retratar la homosexualidad sin tapujos en una sociedad mexicana prejuiciosa y homófoba.

Más Noticias