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"Juana, La Loca", la canción LGBT+ de Joaquín Sabina inspirada en su abuelo

El intérprete de “Contigo” lanzó este sencillo en 1984, en un momento en que los homosexuales se encontraban más estigmatizados que nunca

El compositor nacido en Úbeda incluyó el tema "Juana, La Loca" en su álbum 'Ruleta Rusa' de 1984. SUN/ ARCHIVO

El cantautor español Joaquín Sabina es probablemente uno de los trovadores contemporáneos que han sabido reinventarse con el paso de los años y, además, continuar posicionado sus canciones en las listas de popularidad a nivel mundial por su gran habilidad para narrar historias complejas en pocas líneas.

Temas como “19 días y 500 noches” o “Nos sobran los motivos” son sólo un par de éxitos del cantante de 74 años, quien hasta el día de hoy enlista en sus palmares galardones como un Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes -2000, otorgada por el Gobierno de España- y un Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical -2001-.

No obstante, existe otra canción del ‘El flaco’ que la mayoría no sabe que fue escrita inspirada en la vida real de uno de los seres más queridos: su abuelo.

¿De qué habla la canción?

En 1984, el intérprete nacido en Úbeda lanzó su cuarto álbum de estudio titulado Ruleta rusa, mismo que incluía sencillos como “Ocupen su localidad”, “Eh, Sabina” y por su puesto “Negra noche". La exquisita combinación de pop y rock tuvo una gran acogida en España, pero fue una de sus canciones en especial la que llamó la atención: “Juana, La Loca”.

"Después de toda una vida de oficina y disimulo,
Después de toda una vida sin poder mover el culo,
Después de toda una vida viendo a la gente decente,
Burlarse de los que buscan amor a contra corriente".

Distan las primeras líneas del sencillo, las cuales podrían hacer alusión a un hombre que ha caído en la monotonía tanto en su trabajo como en su vida personal, pero es el siguiente verso es una clara referencia a un padre de familia que podría dar rienda suelta a su orientación sexual en una época en la que la homosexualidad aún era visto como una “enfermedad”: un vicio poco respetable. 

"De pronto un día
Pasaste de pensar que pensarían
Si lo supieran
Tu mujer, tus hijos, tu portera
Y te fuiste a la calle
Con tacones y bolso y Felipe el Hermoso por el talle
Desde que te pintas la boca
En vez de ‘Don Juan’ te llamamos ‘Juana, La loca’ "

El origen de ‘Juana’

Esta canción compuesta por Sabina y Javier Krahe fue un homenaje a todos los hombres valientes de la época que estaban comenzando a abrir armarios justamente cuando la comunidad LGBT+ se encontraba más estigmatizada que nunca.

La canción, como lo hemos anticipado, está inspirada y dedicada al abuelo de Joaquín Sabina, Ramón, y él mismo contó la historia de la canción en el libro Sabina en carne viva, escrito por Javier Menéndez Flores.

“Mi abuelo Ramón era un viejecito con el pelo blanco cuya mujer, que se llamaba Rosa, murió muy joven. Mi abuelo vivió muchos años, hasta los ochenta y tantos (...). Él nunca conoció otra mujer, era un tipo intachable, queridísimo y respetadísimo en el pueblo. Era carpintero y todo el mundo le llamaba Tío Ramón. En mi casa, en Madrid, en Tirso de Molina, no hay una sola foto de mis padres, pero si te fijas el próximo día que vayas, verás una de mi abuelo. Su cara es exacta a la mía y a la de mi hija Carmela”, explica en uno de los pasajes.

"Bueno. Era un carpintero. Un carpintero que se ponía una camiseta de esas blancas de tirantes que llevan ahora los metrosexuales pero que en ésa época solo las llevaban los pobres, y se sentaba a la puerta de casa a leer a García Lorca en años en los que García Lorca era un rojo maricón. ¿Me explico? (...)

Joaquín Sabina y Javier Krahe compusieron "Juana, La Loca" inspirados en la historia del abuelo de "El Flaco". SUN/ ARCHIVO

"El caso es que mi abuelo y mi madre nunca se llevaron bien. El abuelo Ramón tal vez sea el miembro de mi familia al que más amo, y sin tal vez (...) Bueno, acabaré la historia. Con ochenta y un años sostuvo mi madre que pilló a mi abuelo mariconeando con un viejecito que se llamaba Pesetilla, enjuto como era, y formó un escándalo que te cagas. Mi padre siguió leyendo el periódico, mi hermano no dijo nada y yo quería matar a mi madre. Yo oía a mi madre decir en las comidas, mientras mi padre se atrincheraba tras el periódico: Yo a los maricones los ataba a una rueda de molino y los tiraba al mar, y mi pobre abuelito ahí, calladito", agregó.

"Mi padre siempre fingió que no se había enterado. Esa fue su actitud general ante la vida. Mi padre no se enteró de Franco ni de los muertos ni de las detenciones, no se enteró de nada. Tampoco se enteró de mí. Era un buen hombre. En fin". 

Cabe señalar que así como “Juana, La Loca” existen muchas historias más parecidas, pero esta en específico tiene un valor especial por ser una de las primeras de Joaquín con la que ya vislumbraba su mayor talento y que lo ha convertido en un gran maestro de la música: contar historias urbanas.

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