A lo largo de la realidad social diferentes palabras han formado parte del quehacer diario estructurando existencias que engloban las palabras y se manifiestan en el día a día.
Algunas de estás palabras connotan violencia, machismo y misoginia que se han perpetuado de forma normalizada pese a la enorme carga violenta que estos mantienen tales como "put*"; "maric*n"; "jot*" y muchos más pero, ¿estás palabras demuestran verdadera violencia? ¡Te lo contamos!
Según IDMAH (Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas) espacio que crea experiencias (re) educativas diseñadas para potenciar masculinidades y estilos de vida más conscientes dice que sí ya que estas palabras replica raíces del machismo y estos términos terminan perpetuando un sistema jerárquico de misoginia, desprecios y rechazos.
¿Y la palabra “put*”?
Particularmente esta palabra, que de paso hay que decirlo, forma parte de la cotidianidad lingüística mexicana, se naturaliza como una palabra profundamente homofobica, la cual esta cimentada sobre la burla, el chiste y la injuria. Ya que supone un inferioridad a todo lo que no es masculino.
Además mantiene una remarcada y constante idea heteronormada, llevando a un camino político, social, económico y cultural llevado por un proceso de control y poder, además de imponer y normalizar la heterosexualidad como única y exclusiva opción existente para todas las personas.
De forma general y según IDMAH la palabra "put*", replica el machismo al imponer una supuesta supremacía de los hombres sobre las mujeres rechazando todo lo femenino particularmente si este viene desde un hombre, remarcando la heterosexualidad como única vía posible, dejando a la otredad como externos y no encajables en una sociedad ya marcada por la violencia, e chismo, la misoginia y la homofobia.
¿Por qué es importante entender esto?
Es importante entender que las palabras crean realidades y el uso de las mismas pueden perpetuar estereotipos o sistemas violentos que denigran a disidencias desde diferentes contextos.
Reflexionar sobre esto ayuda a desarticular estos sistemas de opresión, rompiendo desde la comunicación, el análisis y la desnormalización del día a día.
“Es hora de que desafiemos estas palabras y trabajemos en construir una comunicación inclusiva y respetuosa”.