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Amelio Robles, el soldado trans que participó en la revolución mexicana

El revolucionario tuvo que luchar arduamente contra los prejuicios para ser reconocido por su trayectoria a lado de diferentes bandos insurrectos

El general Amelio Robles decidió que era necesario cambiar las faldas por los pantalones y las botas para que comenzaran a tomar en serio su labor dentro de las diferentes facciones de la revolución mexicana, lo que le valió para ser nombrado como sargento dentro del Ejército mexicano muchos años después. ESPECIAL/ Fototeca Nacional INAH

La mayoría de los mexicanos (si no es que todos) tenemos una imagen muy trabajada sobre cómo es que lucían los soldados que participaron en uno de los momentos más destacados en la historia reciente de nuestro país, como lo fue la revolución mexicana.

El estereotipo del hombre revolucionario se fortaleció con el paso de los años, especialmente con la difusión de la “Historia oficial” promovida por los gobiernos emanados de la misma revolución, mismo que, hasta nuestros días, se puede ver proyectado en la imagen de personajes como Francisco “Pancho” Villa o Emiliano Zapata.

No obstante, existieron otros revolucionarios que, a pesar de no entrar en este estereotipo o haber destacado militar o políticamente con otros, también cumplieron un papel sumamente importante en esta insurrección.

Uno de estos personajes fue el coronel Amelio Robles, quien se unió a las fuerzas de una de las células revolucionarias y quien, biológicamente, era en realidad una mujer. Es decir, quien en verdad se llamaba Amelia Robles ha pasado a la historia como uno de los primeros casos de hombres trans en México.

Nacida en 1889 y registrada legalmente como Malaquías Amelia de Jesús murió en 1980, pero se llevó consigo cientos de historias y experiencias como revolucionarias a lado de Emiliano Zapata.

Amelio creció en el seno de una familia compuesta por tres hijos y sus padres, un ranchero acaudalado de nombre Casimiro Robles y de doña Josefa Ávila, y contrario al caso de la mayoría de las mujeres de época tuvo el privilegio de estudiar la primaria y recibir educación católica, enfocada especialmente en las labores del hogar. No obstante, a la par aprendió a montar y domar caballos, además de manejar armas.

El escritor Febronio Díaz describió a Amelio como “una mujer en verdad bonita, nívea, trenzas de trigo maduro, ojos verdes y serenos que se tornaban felinos e intimidantes”, y señaló que la llamaban “La Güera Amelia”.

Luego de que su padre muriera y su madre se volviera a casar, Amelio adoptó un carácter mucho más rebelde, y en 1911 logró formar parte de las filas del club maderista, con lo cual se adentró a la lucha revolucionaria. Fue entonces que cambió las faldas por los pantalones.

En 1912 se unió al Ejército del Sur liderado por Emiliano Zapata, y posteriormente también pasó por las filas carrancistas y del general Álvaro Obregón.

No obstante, pese a su larga trayectoria, y tras haber logrado una destacada participación a lado de Obregón, Amelia decidió transformarse definitivamente en Amelio debido a que su grado como sargento no era reconocido por el Ejército debido a que era mujer. A partir de entonces, no volvió a permitir se refirieran a ella como Amelia, como “La Güera” o como “La coronela Robles”.

Posteriormente tuvo una vida activa en la política de mexicana, entre las que se destacan su participación en el Partido Socialista de Guerrero y en la Liga de Comunidades Agrarias, marcando un precedente histórico de las mujeres trans en la historia de nuestro país.

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