No es sorpresa para nadie que la sociedad como componente humano que estructura realidades, ha sido construida por la mayoría dominante, en este caso la visión masculina, heterosexual y cisgénero,
Por lo tanto a lo largo de los años este contexto ha formado nuestros entornos creando con ello ideas que a través del tiempo terminan en estereotipos que se convierten en verdaderos obstáculos para el desarrollo libre y seguro de las personas, particularmente de la población LGBT+.
Esto en el entendido que como disidencias sexuales contraponen la estructura obligada y “única” de la norma heterocisnormativa, por lo cual es directamente un ataque a su entorno de vivencia, parte de estos estereotipos que se han desarrollado dentro de las poblaciones sexogénericas, tiene que ver con los roles sexuales.
Particularmente con los roles del “activo” y el “pasivo” pero, ¿cómo estos estereotipos fomentan violencia y perpetúan sistemas opresores de realidad?, compartimos contigo información básica, entendimiento que si bien sabemos de donde vienen estas ideas, esto no quiere decir que sean sanas, en otros palabras lo común, no lo hace correcto u obligatorio.
¿Por que los estereotipos heteronormativos hacia los roles sexuales son violentos?
Rol sexual “pasivo”:
El estereotipo más usual para las personas LGBT+ que asumen el rol sexual de “pasivo” siempre se les atribuye la feminidad como componente de existencia, esto al creer que la persona penetrada es la “mujer” de la relación cuando este pensamiento esta totalmente desfasado de la realidad.
Se le adjudican adjetivos calificativos como femenino, sensible, fágil, sumiso y siempre pendiente al placer del activo, lo que desde luego no es así ya que si bien habrá quienes se siente identificados con estas características, esto no quiere decir que solo exista ello. Ya que el rol sexual, la orientación sexual, la expresión de género y la identidad de género no tiene absolutamente nada que ver entre sí.
Una persona que vive su rol sexual como “pasivo” puede o no ser masculino, femenino, sumiso o dominante, ya que su rol no condiciona su ser, de aquí la importancia de dejar de entender los estereotipos como únicos e intransferibles, además de reconocer de dónde vienen, en este caso de una sociedad heteronormada donde el binarismo es lo único tangible, al menos para el sistema, no para la realidad.
Rol sexual “activo":
Al igual que el anterior rol sexual, este no se encuentra fuera de los estereotipos, haciendo que las personas que se asumen como “activas” en su ejercicio sexual, puedan sentir presión o estrés al cumplir con ciertas normas sociales que se les asigna tan solo por ejercer su derecho a una vida sexual plena.
Entre los estereotipos más fuertes en relación a este rol destaca el ser masculinos, dominantes, fuertes, rudos y siempre en total control o eliminación de sus emociones, especialmente delante del pasivo, lo que desde luego responde al mismo sistema heteronormado donde asigna al activo como el “hombre” de la relación aspecto totalmente ajeno a la realidad.
¿Por qué replicar estos estereotipos sin perspectiva y responsabilidad es peligroso?
Es importante entender que si bien hay personas que se sienten identificados con estás prácticas dentro de los roles sexuales estos no deben ser impuestos u obligados, ya que al hacer esto no permite relaciones de manera lineal y por lo tanto no pueden ser justas y responsables, es por ello que entender el contexto heteronormativo es de suma importancia al momento de actuar, replicar y verbalizar diferentes situaciones en torno a los roles sexuales y su componente social.