Si bien el uso de los condones se considera al día de hoy como fundamental para la prevención de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual (ETS), sigue habiendo poca información respecto a los condones femeninos, por lo que aquí te comentaremos su historia y algunas curiosidades.
Los condones suelen asociarse a los hombres, pero los condones femeninos llevan décadas presentes en la lucha por la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
La historia del condón femenino
Aunque desde la década de 1980 las mujeres demandaron una opción de protección que no dependiera exclusivamente de los hombres, fue hasta 1993 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó el primer condón femenino, llamado “Femidom”.
El Femidom estaba hecho de poliuretano, por lo que ofrecía mayor resistencia y una sensación más natural que el tradicional condón masculino (hecho de látex).
Sin embargo, su elevado precio y nula promoción limitaron sus ventas.
Actualmente, los condones femeninos se elaboran de nitrilo, lo que los hace aptos para personas alérgicas al látex.
Curiosidades sobre los condones femeninos
Los condones femeninos son compatibles con lubricantes a base de agua y aceite, brindando versatilidad durante la experiencia sexual.
La mujer puede colocarse el condón femenino desde antes de tener relaciones sexuales, dándole control absoluto sobre su protección y salud sexual.
A diferencia del condón masculino, que se desecha después de un único uso, los condones femeninos pueden reutilizarse hasta que se expiren o se dañen; aunque para esto es necesario su uso correcto y seguir las instrucciones para una protección efectiva.
Eso sí, es importante que el condón sea nuevo en caso de que se vayan a tener relaciones sexuales con una nueva pareja, a fin de evitar el riesgo de infecciones.