Mucho se habla de que las personas de la comunidad tenemos problemas para salir del clóset por inseguridades propias, pero considero que poco se dice de las veces en que el “salir” no es un problema para nosotros, si no para las personas a nuestro alrededor.
Aún cuando hace años que eso dejó de ser un tema para mí, constantemente me encuentro escuchando por parte de mis familiares el que por favor no hable de “eso”. Que si porque mi tía es muy convencional, que si porque a tal pariente puede incomodarle, que si no son las personas indicadas para saberlo. Si bien reconozco que en un inicio la idea de hablar de ello tampoco fue algo que anhelara, principalmente por temor a ser agredida; luego de que mi familia se enterara de ello no representó un gran problema aceptarlo, aunque no puedo decir que sea lo mismo para ellos.
Entiendo que cada quien vivimos las cosas desde distintos lugares, pero considero que incluso cuando podría considerarse un “problema” personal, todavía se carga con la idea de que si alguien es de determinada forma, tiene que ver en un 100 por ciento con la familia e incluso en el peor de los casos con “traumas del pasado”.
Pienso que todo esto tiene que ver con que a final de cuentas, incluso los propios seres cercanos no tienen una verdadera noción de lo que sentimos o pensamos y esto les hace tener suposiciones o ideas que vienen regularmente de los prejuicios sociales. Creo que, sobre todo en este momento, no sólo se trata de “salir”, sino de ayudar a eliminar las ideas negativas que por años las personas que no son de la comunidad se han permitido decir de nosotros como una realidad absoluta y hablar de quienes realmente somos.