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Infancias trans necesitan salud mental y entornos seguros afirma Frida Cartas

A los 32 años Frida Cartas se "autoparió" como persona resiliente que empezaba a quererse sin culpabilizarse ni juzgarse ni dejar que lo sufrido le impidiera seguir viviendo feliz en el futuro

Aunque su infancia no fue plácida, y desde los 5 años empezó a sentir que ella era una mujer, por mucho que su cuerpo no siguiera el mismo desarrollo que el de sus hermanas, Frida Cartas ha conseguido transitar muchos de esos traumas y con las lecciones y heridas a la espalda "sanarse". Instagram/@cuentadelasbebas
Aunque su infancia no fue plácida, y desde los 5 años empezó a sentir que ella era una mujer, por mucho que su cuerpo no siguiera el mismo desarrollo que el de sus hermanas, Frida Cartas ha conseguido transitar muchos de esos traumas y con las lecciones y heridas a la espalda "sanarse". Instagram/@cuentadelasbebas
Por:  Diverso

En entrevista a EFE, la escritora mexicana Frida Cartas cuenta cómo en 'Transporte a la infancia' narra su propia experiencia como niña trans de Mazatlán, al norte de México, y afirma que las infancias trans necesitan de su entorno un lugar seguro así como acompañamiento de salud mental para hacer frente al 'bullying' que la sociedad aún ejerce contra el colectivo.

Para Frida Cartas, aunque el discurso mediático sobre las infancias trans gire a menudo alrededor de las hormonas o la cirugía -"mutilación, que dicen en mi país"- es más "urgente" ofrecer apoyo emocional y psicológico.

En esta autobiografía que le ha servido de excusa para cruzar el charco por primera vez, Frida Cartas cuenta en una visita a España las violencias, abusos e insultos sufridos de su padre así como de maestros y otros niños y adultos.

"Siempre me preguntan que cómo tratar a un niño trans. Suelo responder que nos acordemos los adultos, seamos como seamos, de cuántas veces nos hicieron llorar o nos hicieron sentir culpables en la infancia para algo que teníamos ilusión de hacer. Que pensemos qué sentido tiene juzgar con dureza", afirma.

“Acompañar y no juzgar”

La escritora mexicana enfatiza que todo pasa por "el ejercicio de acompañar" y que para ello basta con "no juzgar" y querer "comprender", y no resulta tan importante ser un teórico de las identidades de género.

"Mi madre no tenía ni la educación escolar básica ni tampoco sabía mucho menos de teorías feministas, pero había algo que era esta solidaridad entre personas que sufren discriminación o marginación, porque ella también la vivió por ser indígena, por ser una mujer joven, por no haber ido a la escuela, etc", reflexiona.

¡Alto a la transfobia!

"Basta con que no lo criminalicemos, basta con que no lo juzguemos. Basta con que las familias no entiendan qué es ser lesbiana, gay o trans, sino que solamente comprendan", añade la mexicana, que recuerda que sus hermanas y su madre la incluían en el "femenino" al hablar de todas ellas cuando su padre o alguna visita no estaban en casa.

Ese respeto y empatía también debe hacerse realidad más allá de las infancias, en la edad adulta de los trans, y con medidas reales, reivindica Frida Cartas, quien lamenta que aunque pudo cambiar su documento identificativo, su universidad le niega el título con su nombre actual.

"Los pronombres están muy bien, pero también hace falta que no echen a los trans de los trabajos o que les pongan trabas para acceder a la vivienda", reivindica la escritora, quien lamenta la instrumentalización política que a su juicio persigue a su comunidad.

Transitar los traumas y “sanarse”

Aunque su infancia no fue plácida, y desde los 5 años empezó a sentir que ella era una mujer, por mucho que su cuerpo no siguiera el mismo desarrollo que el de sus hermanas, Frida Cartas ha conseguido transitar muchos de esos traumas y con las lecciones y heridas a la espalda "sanarse" no sin mediar la terapia.

En el libro explica que a los 32 años hizo clic y se "autoparió" como persona resiliente que empezaba a quererse sin culpabilizarse ni juzgarse ni dejar que lo sufrido le impidiera seguir viviendo feliz en el futuro.

"Yo creo que el ejercicio de 'autoparirse' es algo por lo que todas las personas tendríamos que pasar en algún momento de la vida porque no significa otra cosa más que tener determinación para asumir los costes de lo que uno quiere hacer y ser. Y son costes muy altos, costes que no se pagan con dinero, se pagan con costes emocionales, pero vale la pena", señala.

Y finaliza: "Finalmente, se trata de tomar un poco más de libertad dentro de toda esta normatividad rígida que tiene la vida también, es un poco de hacerse justicia a sí misma".

Con información de agencia EFE

JN

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