La historia de Marco Aurelio Antonino Augusto (circa 204-222 d.C.), a quien en esta nota nos referiremos mejor como Heliogábalo, resulta por demás fascinante ya que es la primera persona transexual de quien se tiene constancia en la historia, y aquí te detallamos un poco al respecto.
Sexto Vario Avito Basiano se dedicó al sacerdocio hasta que se convirtió en emperador, tomando el nombre de Marco Aurelio Antonino Augusto y solamente se le conoció como Heliogábalo (Elagabalus) hasta después de su muerte.
Se cree que ascendió al trono a la edad de catorce años y, pese a lo corto de su reinado (cuatro años), desafió las normas y tradiciones romanas de la época al introducir prácticas sirias, lugar donde nació, como el culto al sol.
Su transexualidad
Pese a lo anterior, lo que verdaderamente generó revuelo de Heliogábalo fue su identidad y expresión de género, ya que usaba prendas femeninas, se refería a sí misma como mujer y, se dice, promovió el matrimonio homosexual y la adoración de diosas (en vez de dioses).
Según fuentes históricas, estas acciones generaron descontento entre la clase política y militar, razón por la que fue asesinado en el 222 d.C., a la edad de 18 años.
El mito de Heliogábalo
Alrededor de su vida hay algunos mitos, varios de los cuales fueron recopilados por el historiador de origen francés Antonin Artaud, quien escribió en el siglo XX el ensayo “Heliogábalo o el anarquista coronado”.
Por ejemplo, se cree que quiso cambiar de sexo varias veces, amenazando a los médicos de la época quienes se negaron a ayudarlo a lograr su transición debido al nulo conocimiento sobre el tema.
Otro mito es que organizaba orgías con hombres y animales las cuales terminaban con el sacrificio de algún participante.
Además, se dice que quería un ejército romano exclusivo de los hombres mejor dotados.
Al parecer, se casó con Hierocles (esclavo) y con Zotico (atleta), para luego promover y permitir el matrimonio homosexual entre quienes quisieran.
Aunque consideró el suicidio, fueron los soldados de Roma quienes lo mataron, arrastraron su cuerpo por las calles de la ciudad y terminaron arrojando su cuerpo al río Tíber en el 222 d.C.