La Fiscalía de Barcelona mantiene su postura en cuanto a la petición que se realizó para el pastor evangélico de dos años y cuatro meses de cárcel y de un año y medio para su esposa, acusados de humillar y maltratar a su hijo por el simple hecho de ser gay y agredir a su progenitor y también a su pareja.
Los padres están acusados de la humillación que sufrió tanto su hijo como la pareja, el cual tuvo que huir de casa de sus padres de manera inmediata ante el temor de la reacción de sus progenitores si descubrían que era homosexual y a quienes confesó su orientación sexual algunos días después en una reunión en la escuela donde estudiaba, ante lo cual los padres aseguraron que "tenía el demonio dentro".
Después de lo sucedido, la víctima se reunió con sus padres para pedirles que si le podían regresar su pasaporte. Sin embargo, los padres se molestaron porque su hijo acudió acompañado de su pareja y, por ello, se negaron rotundamente a devolverle su pasaporte, lo que desembocó en un forcejeo. Se trata de un caso de denuncias cruzadas, en el que tanto el padre como la madre también acusan al hijo y a su pareja, aunque el ministerio público sólo acusa al matrimonio, dejando sin alguna solicitud de manera oficial para poder llevar a cabo una denuncia de manera legal para el hijo y su pareja.
Finalmente, el padre explicó que las humillaciones y agresiones tanto al hijo como a su pareja fueron según sus “creencias religiosas”, ya que el padre expresa que dios jamás permitiría la unión de una pareja del mismo sexo a lo cual su reacción tanto de él como la de su esposa fueron basadas completamente en unas creencias religiosas que terminan dañando a muchas personas de la comunidad LGBT.